He aquí uno de los discos más esperados del año, y porque digo esto? Hay acaso disco flojo de los Newyorkinos?
Desde el fundacional “Dawn Of Possession” de 1991 hasta el monumental “Atonement” del 2017 (quizás el mejor álbum Death de la década pasada), la banda nunca defraudó. Esta nueva entrega no se queda atrás y nuevamente en sus 52 minutos de duración la Banda nos pasea por el infierno más deseado para aquellos amantes del género, es que no creo que haya alguien del palo que se sienta defraudado ante tamaña brutalidad.
Hablar de la banda y sus miembros es caer en la redundancia y el elogio permanente, son los putos amos del estilo y lo demuestran álbum tras álbum. Ross Dolan con esa voz de las cavernas hasta te da miedo, es tu peor pesadilla hecha realidad, pura potencia. Las guitarras de Vigna y Bouks son bomba pura, a todo riff, a todo machaque, con solos casi hollywoodienses en muchos casos (sino escuchen “An Act Of God”). Y qué decir de esa bestia terminator modelo T1000 pero bueno que es Steve Shalaty, un baterista que no es humano, no hay manera que alguien toque a esa velocidad coordinando brazos para un lado y piernas para otro.
Quizás “Acts Of God” resulte largo para muchos, a mí se me pasa volando. El disco es el mazazo que todos esperábamos, obviamente no atraerá nuevos fieles pero seguramente sellará la fe de miles que ya caímos rendidos a sus pies hace décadas. Gracias Immolation, no esperábamos menos.
Ross Dolan: Bajo y Vo
Robert Vigna: Guitarra
Alex Bouks: Guitarra
Steve Shalaty: Batería
Por Diego Porpatto
