Exactamente a las 21.17 de ayer, Ricardo Iorio llegó al Auditorio Ángel Bustelo para, una vez más, liderar el grupo Almafuerte desde el escenario y brindarle a los metaleros de Mendoza y la región (como repitió varias veces) un nuevo recital de la banda más convocante del heavy nacional.
El hecho de nombrar la hora hora exacta de su llegada al Auditorio no es un simple capricho. A diferencia de otras oportunidades, siempre llegaba en su camioneta o junto al resto de la banda, pero ayer se lo pudo ver bajando de un automóvil rojo (acompañado por el bajista Beto Ceriotti) y llamativamente ayudado por el conductor y un cuarto ocupante, al evidenciar una notoria dificultad para descender del mismo.
“Es que el miércoles volcó con la camioneta”, me dijo una señora de unos “cincuenta y pico” de años que estaba cerca del ingreso y portaba orgullosa una remera del staff de la banda. Al principio, la verdad, descreí de la versión, pero fue el mismo Iorio quien exactamente una hora después de su llegada al Bustelo, pisó el escenario para que vibre Trillando la Fina (primer tema de la noche) y acotó tras su fin: “Ando algo quebrado, pero hay que cumplir”.
La cosa era verdad nomás. Ricardo Iorio volcó hace horas nada más con su camioneta a dos cuadras de su casa, en Sierra de la Ventana, provincia de Buenos Aires, sufriendo traumatismos en su cadera y costillas, pero esto no fue motivo para detener al “Perro Cristiano” que, fajado y algo convaleciente, el viernes “ladró” en San Juan y anoche en nuestra provincia.
“Me tuvieron que pinchar la colita”, soltó al final de Por nacer, temazo del álbum Del entorno, y provocó las carcajadas de los presentes con su permanente, y a veces ácido, buen humor sobre el escenario. Por supuesto, se refería a las inyecciones que tuvieron aplicarle para paliar los dolores causados por el vuelco.
“Salir de gira para llevarte en vivo el concierto, exalta mi vida, cumpliendo lo que fue mi deseo. Cuando ya lejos de la ciudad central los horizontes me ven, rutas saldar para llegar y mostrar que soy quien quise ser”, reza Ayer deseo hoy realidad, uno de los himnos de Hermética reversionado por Almafuerte y Iorio no hizo más que refrendarlo demostrando una vez más el compromiso y el respeto que siente por sus seguidores a lo largo y ancho del país.
Como es habitual en los “toques” de Almafuerte, el “Tano” Claudio Marciello tuvo su ratito como solista y a través de su majestuosa técnica con la guitarra, nos regaló tres joyas de su autoría poniéndole un toque de calidez a la fría noche mendocina. El “viva cuyo” que tiró al final no hizo más que redoblar los aplausos para uno de los mejores guitarristas del país.
Otra vez sobre la escena, posando la mano derecha en su cadera o visiblemente afectado por el dolor, Iorio logró con buen ánimo desandar una hora y media de concierto, donde fueron pasando canciones muy queridas por los fanáticos como Del más allá, Patria al hombro, Sentir indiano, Convide rutero, De la carne, Almafuerte, Toro y Pampa entre otras, más el clásico cierre con A vos amigo.
Cuando el show se fue “acercando a la tranquera” (como le gusta decir a Iorio), la “familia” mendocina que sigue incondicionalmente a la banda agradeció el esfuerzo que realizó “el Richard” para no suspender ni postergar el concierto, además del inconmensurable acompañamiento de Marciello en la guitarra, Ceriotti en el bajo y Valencia en la batería.
Porque, en definitiva, Almafuerte es eso: un grupo de personas que ama lo que hace, cultiva la amistad y lo transmite en sus canciones o en acciones como la de anoche, cuando su líder tocó accidentado, pero feliz de poder seguir siendo y haciendo lo que soñó desde chico.