Génesis Crüe
Mi amor por los Crüe fue a primera vista, (u oída mejor dicho), recuerdo que el primer tema que escuche de la banda fue “Girls, Girls, Girls” del álbum homónimo. Y más allá que me gustaba mucho su música, ellos me parecían héroes montados en sus Harley, de riguroso cuero negro, aplastando todo a su paso.
Creo que fue en el año 1989, no estoy muy seguro. Obviamente fui a comprarme el cassette, para gastarlo al punto que hoy en día lo conservo y no se puede escuchar una canción entera de tantas emparchadas que tiene la cinta. Los viejos me entenderán. De ahí en más mi amor y fanatismo por la banda creció en sintonía con la panza de Vince Neil. La salida de “Dr Feelgood” no hizo más que ratificar mi devoción y ahí exploto todo, era esperar los sábados para ver “sábado taquilla”, un programa chileno que pasaba los 20 mejores videos de la semana y donde Mötley arrasaba.
Mötley representaba todo lo que me gustaba, todo lo que a esa edad (13, 14 años) veía como tentaciones prohibidas, el alcohol, el sexo, las drogas etc. Encima en esa época empecé a salir a bailar y los temas sonaban en la disco como hoy suena el regaeton, el trap, Lgante y toda esa mierda. Era un mundo hermoso. Con los años me metí en la música un poco más extrema, he pasado por el Thrash, Heavy Clásico, Doom, Death, Black y los miles de subgéneros de nuestra amada música, pero siempre, siempre, hay un tema de Mötley Crüe que me acompaña, me emborracho con ellos, los escucho cuando estoy un poco bajón y en mis mayores euforias también, a pesar de su no tan extensa discografía, siempre hay un tema para cada ocasión. Por eso al ver aquel cartel en Juan B. Justo y Corrientes (no me olvido más) más allá de los rumores, hizo que mi corazón se acelerara a mil y la alegría no tuvo fin, una espera de 20 años, llegaba a su fin. Gardel cantaba que 20 años no es nada… por qué no tuvo que esperar a Mötley para verlos en vivo.
Recuerdo que en esa semana de Octubre de 2008 había llovido casi sin parar, lo que obligo a algunos cambios de fecha en el Festival (Pepsi Music) y hasta en un momento se dijo que Mötley no podía seguir esperando por su agenda, todo era confusión, yo ya no sabía que santo prenderle velas. De todos modos, el gran día llego, la cita era en el Club Ciudad, en la cancha de rugby, yo ese día, tenía un partido al que no podía faltar (nos jugábamos el campeonato ante Hindu) y fui a jugar, con mi remera de Mötley en el bolso para rajar ni bien terminara el partido, barro mediante, y algunos golpes, me duche y me di cuenta que no había llevado pantalón para el recital, por lo que no dude y con el mismo short de juego, me tome el tren rojo para bajarme un Aristóbulo Del Valle donde mi fiel amigo Carlos me esperaba para ir al concierto, a todo esto seguía lloviznando, aunque parecía que el clima iba a mejorar por la noche.
En el camino encontré a otros amigos, tan excitados como yo, y camino hasta el lugar hablando casi a los gritos, interrumpiéndonos unos a otros, “Ojala empiecen con tal tema”, “Traerán las coristas”, “estarán sobrios?”, todo era excitación. Llegamos justo cuando Rata Blanca había terminado su set, nos dijeron que estuvo bueno que Walter Giardino esto, que sonaron muy bien, ni nos interesaba, solo queríamos llegar al medio de la cancha, para poder vivir la fiesta en la garganta del diablo. Y seguía lloviznando.
La Noche Inolvidable
El show estaba pactado para las 21:30 hs, y eran las 22 hs y en el escenario solo se veían técnicos secando la batería de Tommy, el piso con secadores como el que usa cualquier vecina cuando baldea la vereda, se veían de fondo unas letras que eran el logo de Mötley de la gira, pero al revés, todo era confusión. Encima el cielo no ayudaba, tenía un color gris con naranja y rayos amenazantes por todos lados aunque una buena, había dejado de lloviznar. En ese momento me di cuenta que no había aviones bajando a Aeroparque que queda ahí cerquita del lugar y temí lo peor, esto se suspende pensé. Mientras pensaba en cómo me volvería a mi casa y la depresión que me ocasionaría, se apagaron las luces, todos nos paralizamos y comenzó a sonar “Hells Bells” de AC /DC, como vaticinando el infierno que se avecinaba y luego de terminada la canción, las luces se apagan del todo y el inconfundible riff de la vieja guitarra de Mick Mars nos anunciaba el comienzo con “Kickstart My Heart”, nunca tan preciso, fue una autentica patada al corazón, en ese momento y con la avalancha que se produjo perdí a todos mis amigos y casi no pude ver el escenario del descontrol que fue ese momento, se lo escuchaba bien a Vince pero no lo veía, ni hablar a Tommy tras su batería, ya no podía estirar más mi cuello, pero que me importaba, el infierno abrió sus puertas y yo estaba ahí dispuesto a entrar, y de pronto sin mediar palabra el segundo bombazo, “Wild Side” y ahí si pude ver a la banda a pleno, entre 20 mil personas que no dejaban de saltar y cantar, se respiraba en el ambiente que la gente estaba muy cebada y quería fiesta. Para colmo siguió “Shout At The Devil” y todos con los brazos en alto, Shout!!!, Shout !!, Shout !!, Vince saludo en un español horrible y presento a “Saints Of La”, esa noche bautizada “Saints Of Bs As”, una canción que al ser nueva el público no tenía muy digerida y fue el momento de descansar un poco a tanta emoción, Vince volvió a agarrar el micrófono, esta vez para presentar a Mick quien se despachó con un solo que dio paso a “Live Wire” del primer inmortal disco, y en plena canción comenzó a llover de una manera que parecía que no hubiese llovido en años, a la gente poco le importo y siguió bailando y coreando semejante monumento de canción.
Al terminar la canción los músicos se miraron, abran pensado si seguían, (llovía muy fuerte) la gente comenzó a taparse con los nylon que cubrían el maltrecho césped de la cancha y la banda siguió con dos canciones “Sick Love Song” y “Louder Tan Hell”, la gente ni las conocía, pero seguía estoica ahí, sabiendo que lo bueno estaba al caer, fue en ese momento en que se dio unas de los mejores momentos de la historia de los recitales en Buenos Aires cuando Tommy agarro un whisky, el micrófono y después de putear a los sonidistas porque nada funcionaba, grito “me gusta la fiesta !!!” a lo que el público cayo rendido a sus pies, “me han hecho llorar, son el mejor público para el que hemos tocado” nos dijo verseándonos como hacen todos en su lugar, no nos importó, le creíamos todo.
Tocaron “Mutherfucker Of The Year” nuevamente la gente no la conocía y encima llovía mas fuerte y algunos instrumentos no funcionaban, el micrófono de Vince se apagaba, la guitarra no se escuchaba, pintaba para bajón, pero de golpe Mötley demostró porque son tan grandes, Vince agarro una acústica y nos pidió que lo ayudemos a cantar, ni falta que hacía y se despachó con “Don´t go Away Mad (Just Go Away) tema que encendió a la gente que se cantó todo, ayudando al rubio cantante cuando su micrófono no funcionaba, de ahí en más, una verdadera selección de clásicos “Same ol’ Situation”, “Primal Scream (el momento Nikky de la noche), “Red Hot” y su tufillo a Judas Priest que hizo delirar al empapado público, nuevamente Vince agarro el micrófono y presento uno por uno a los músicos dando paso a “Looks Tha Kill”, en ese momento, entre el calor, el vaho, el vapor, se hacía insoportable aguantar ahí, pero la gente no dejo de cantar y saltar y los músicos lo sintieron y se vieron evidentemente emocionados, sus miradas cómplices y sus sonrisas los decían todo.
Era hora de que Vince encendiera su Harley y nos aplastara con “Girls, Girls Girls”, tema que dejo al público ya sin fuerzas y todavía faltaba lo mejor, la versión de “Dr Feelgood” que literalmente hizo temblar el piso y los edificios del barrio de Núñez, nunca viví tan efusiva respuesta a una canción en vivo con un público cantando la canción palabra por palabra (y eso que es una difícil). La fiesta llegaba a su fin, las caras de felicidad del público lo decía todo, nos mirábamos y los ojos decían todo, “que fiesta hermano!!! “, “se zarparon, que bueno estuvo”, nos abrazábamos, busque entre mi ropa toda mojada la entrada del festival, fue en vano, en semejante chapoteo no habrá quedado ni un pedacito sano ( de hecho, no conozco a nadie que tenga la entrada), de repente unos teclados nos anuncian el final de la velada con Tommy en las teclas y las primeras líneas de “Home Sweet Home”, cantada unánimemente por la gente, adjudicándose ese derecho y dejando a Vince (con la camiseta de Messi puesta) con la boca cerrada y una sonrisa de oreja a oreja, creo que se quedaron 15 minutos saludando y agradeciendo tanta entrega. Para terminar sonó en los parlantes “My Way” de Frank Sinatra y que mejor tema para representar a la vida de los Mötley, cierre perfecto.
Final de Fiesta y un Durísimo regreso a casa.
La Vuelta a la Vida Real
Frecuento mucho el ambiente del Metal y cada vez que me cruzo con alguien que fue a este recital coincidimos en que fue el mejor de nuestras vidas, tuvo todos los condimentos que hacen que con los años se haya convertido en una noche de culto. Huimos del lugar con la lluviasa a cuestas, todos mojados, paspados, sin plata (toda mojada), perdimos todos (no era época de celulares) y nos refugiamos en la Shell que esta frente a Obras y como anécdota, estábamos con mis amigos y de golpe para una Traffic y baja el mismísimo Tommy Lee a comprar cigarrillos con una remera de Rata Blanca y unos de mis amigos se le abalanzo y le dijo, “vos sos Dios, no podes usar esto !!” no pasaron ni 5 segundos que tuvimos a cuatro patovas negros, gigantes que nos sacaron corriendo y Tommy volvió a la traffic muerto de risa y nos tiró su encendedor (de un Hard Rock) que hasta hoy conservo.
En días exactamente, estaré en el Parque Sarmiento no solo para poder disfrutarlos por cuarta vez, sino para agradecerle esa noche, la mejor noche de Metal en la Argentina.
Por Diego Porpatto
Fotos de Archivo