Decir a esta altura que Séptic Flesh es la mejor banda de la actualidad del Death Metal sinfónico es casi una obviedad como también lo es hablar de sus discos sin caer en el elogio constante.
Y es que este onceavo álbum nos trae (luego de 5 años) el sucesor de aquella joya que fue “Códex Omega” del 2017, y a su vez cierra un círculo Perfecto en esa trilogía que conforman junto a Titán del 2014.
La Banda desde el primer acorde nos deja claro que el álbum transitará los caminos en los que los griegos se sienten cómodos y que tan buenos resultados les han traído. Toda esa brutalidad orquestal, esas voces intercaladas entre guturales y barítonas, más los coros celestiales (o infernales en este caso) más melodías de un dramatismo de ópera nos dejan nuevamente un álbum de altísimo nivel como ya nos tienen acostumbrados.
He escuchado por ahí que se nota mucho en este disco (más que nunca) la diferencia entre grandes canciones y otras que no lo son tanto, para mí el disco entero es una bomba, lo que yo esperaba al menos y sí, creo que puede carecer de cierta sorpresa o frescura, todo acá ya está escuchado, no hay novedades, pero como soy de los que creen que una banda tiene que explotar al máximo sus cualidades y no caer en una supuesta “evolución constante” sino mantenerse en lo que hacen bien, para mí el disco es un deleite.
Pensemos que a AC/DC o Motörhead se le pedía lo mismo. Como sea, era uno de los lanzamientos más esperados del año y como siempre, no defraudaron. Otra discazo de Séptic Flesh, a esta altura, la mejor banda de Metal que ha parido Grecia.
Spiros Antoniou: Bajo y Voz
Sotoris Vayenas: Guitarra, Voz y Teclados
Christos Antoniou: Guitarra y Orquestaciones
Dinos Prassas: Guitarra
Kerim Lechner: Batería
Por Diego Porpatto