Judas Priest – «Firepower» (2018)

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Sin lugar a dudas nos encontramos con este Firepower ante el mejor álbum de Judas Priest en 20 años. Los Dioses del heavy metal vuelven y vuelven dando una bofetada de verdadero metal, en la cara de todos los que lo intentan y no lo consiguen. Judas Priest ha roto todas las expectativas, que eran pocas, en este álbum. Ni los más optimistas de la banda esperaban tanto y tan bueno en 59 minutos que desprende su 18 álbum de estudio.
Y en Firepower han vuelto a coronar su gran reinado en el metal. Firepower ha devuelto la ilusión y el pensar que el día en que se jubilen dioses como los Priest, no sé qué va a ser de este mundo del metal, escaso de ideas y de grandes artistas, y, más aún, a la hora de ofrecernos algo nuevo e impactante, no suele resultar tan bueno e impactante como lo que nos han ofrecido Judas Priest en este 2018.
Han recurrido a un viejo amigo en la producción, Tom Allom, quien produjo el primer álbum en vivo de Judas Priest, Unleashed in the East, y siguió su trabajo con la banda inglesa hasta 1988 con Ram It Down. Ha trabajado junto a Andy Sneap, y mano a mano con el ingeniero Mike Exeter. Recientemente se ha sabido que Andy Sneap participará en la gira de Judas Priest, debido a la salida de Glenn Tipton por su avanzada enfermedad de parkinson.
El álbum despega a velocidad de romper tímpanos con la ya conocida Firepower, un tema demoledor que, enseguida, destaca por su rompedor ritmo de batería. Un tema que parece salido del baúl de los recuerdos de aquella época del Painkiller, con un riff clásico y duro, y Rob saliéndose totalmente de lo mejor en su voz, con juegos de ritmo dobles de guitarra al más puro heavy metal.

Lightning Strike, single que sirvió de apertura promocional del álbum, encantó a todo el mundo. Un tema que despega con un riff pesado, coros pegadizos muy a lo Judas, fantásticos solos y un tema ideal para disfrutarlo en vivo y en directo.
Evil Never Dies, con un riff muy al puro metal clásico, Rob se sigue luciendo de cara al personal, con una parte calmada que te recuerda viejos tiempos y unos solos dignos de recordar.
Never the Heroes quizás te haga viajar a alguna época del Defender of the faith.
Necromancer es uno de los destacados del álbum, más complejo, con ramalazos a la época de Ram it Down, con un estribillo fácil de canturrear en todo concierto, y unos solos excelentes. Y, claro, Halford salido del mismo infierno en esos excesivos agudos que le son característicos.
Children of the Sun es un tema con un riff heavy relajado, y vuelven en él los estribillos pegadizos. Lo mejor, la parte pausada y lenta, que recuerda a sus viejos tiempos de gloria dándole paso a todo lo que puede hacer Richie Faulkner.
Guardians tiene una apertura clásica a piano y unas melodías dobles de guitarra que nos dan paso a Rising from Ruins, tema en que destacan unos estribillos brillantes, armonías notables y ese aura de puro heavy metal que poseen los Priest para elevarte y emocionarte plenamente.
Flame Thrower, con un ritmo algo atípico, desembarca en partes de Screaming for vengance, mezclado con ritmos mas hard rockeros. La primera vez no que la escuché me cuadraba bien en el álbum.
Spectre, quizás, es de las que menos me convencen. Lo mejor, a partir de la mitad del tema hasta el final.
Traitors Gate es mi tema favorito del álbum. Te hace viajar con una apertura de guitarras clásicas, despega un riff rápido y speedico, coros muy pegadizos, un pedazo de tema para disfrutar y no para que no olvides que Judas Priest son los amos del heavy metal.
No Surrender podía haber sido totalmente un tema del aquel mítico Turbo, y Lone Wolf, con riffs a lo Sabbath, es el que menos me gusta del álbum.

Por último, Sea of Red es una medio balada de aquellas vintage de los 80, que recuerdan un pequeño United, con coros que obligan al oyente a no olvidar y a dejarlo todo grabado en tu mente de por lo que tienen de pegadizos.
Firepower es un álbum si no sobresaliente, es notable, y dispone de 5 o 6 temas rompedores y dignos de ser incluidos en su gira de promoción, con un resto del álbum altamente disfrutable en comparación a sus anteriores trabajos. Rob en la voz está increíble, sigue haciendo lo que quiere sin afectar sus altas notas agudas a las que nos tiene tan bien acostumbrados. Por lo que respecta a las guitarras, si bien a lo largo del álbum hay temas muy similares en los riffs, se nota la llegada del nuevo miembro y sus aportes en solos y arreglos a lo largo y ancho de Firepower, que han mejorado mucho la calidad de Judas Priest. Ha resultado ser un gran reemplazo del muy querido K. K. Downing. Esperemos que sigan en esta línea de darnos caña y no permitir que olvidemos que ellos son los reyes del heavy metal, los propios y jodidos Judas Priest.

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